jueves, 22 de junio de 2017

EXAMEN DE INGENIOS

Un centenar de retratos de artistas componen el último libro de Caballero Bonald. Toreros, políticos, pintores y escritores desfilan por Examen de Ingenios. Caballero Bonald cuenta en el libro la impresión que le causó el trato con cada uno de los reseñados. Si la fotogenia es una virtud del fotografiado en Examen de Ingenios el mérito es del retratista. Algunos famosos no superan el examen aunque les sobre ingenio. Vargas Llosa. el autor de la ciudad y los perros aspiraba desde siempre a un puesto de comensal ilustre en la mesa del poderosos. Borges encadenaba juegos de ingenio, retruécanos, maledicencias, con una delectación desazonante. Imposible ensartar el hilo ordinario de una conversación. El maestro era implacable en la elección intimidatoria de un discurso que los demás debían secundar en calidad de oyentes maleables. Los osados, los locuaces, los habituados a la reciprocidad discursiva no eran bien recibidos. El libro comienza con Azorín. Más de una vez lo vi cruzar por la Red de San Luis, por la Carrera de San Jerónimo,casi despojado de volumen, con esa furtiva actitud del que teme ser interceptado en el camino que conduce a la inmortalidad, ya transferido prácticamente al estado de momia andariega. Si te gusta el principio puedes seguir porque todos los retratos son de un estilo parecido. Incluso puedes encontrar el secreto de la longevidad. Franciso Ayala murió en 2009 con ciento tres años. Había vivido literalmente todo el siglo XX  y había envejecido con una lentitud de tortuga atildada. Una vez, durante un viaje en tren, me dijo que su longevidad se debía a lo frugal de las cenas; sólo tomaba dos whiskies y una manzana. "lo de la manzana no lo cuentes", añadió con una mirada oblicua de andaluz que prefiere que no se le note. Me sorprendieron agradablemente los retratos de Álvaro Mutis y Julio Cortázar.


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