jueves, 7 de septiembre de 2017

LA ASAMBLEA DE LOS MUERTOS

Empecé a leer La asamblea de los muertos como un aperitivo, como el bebedizo que se toma entre dos platos para no mezclar sabores, pero, sorpresa, lo que empezó como una lectura ligera terminó atrapandome de tal manera que desde la mitad del libro ya no lo pude dejar hasta llegar al desenlace final. Un grupo de delincuentes de baja estofa y residentes en Vallecas son contratados por un joyero francés para hacer un atraco en Marrakech. Un butrón para acceder a las cajas de seguridad de un banco en el que se guardan las joyas de una feria de orfebrería que se desarrolla en la ciudad. A los delincuentes, cuatro, los acompañas sus parejas y un enigmático personaje llamado el Saharaui, encargado de la lanza térmica con la que van a reventar las cajas. Para no levantar sospecha los expedicionarios van como turistas en un microbús. Desde el principio los lectores de la novela nos damos cuenta de que hay algo misterioso en la expedición de los frikis vallecanos. Hasta llegar al desenlace final hay una serie de situaciones en las que se ridiculiza, entre otras cosas, esa chulería de los que se creen superiores a los "moros de mierda". Novela absolutamente recomendable con toda la pinta de convertirse en película. Tomás Bárbulo es un conocedor del norte de áfrica.  


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